lunes, 10 de octubre de 2011

Primer relato literario

Muy buenas a todos y a todas. Hoy pensaba haceros una reseña de una película que me marcó muchísimo. Gattaca. Está ambientada en un futuro próximo como lo contrario a una utopía.Allí vemos como desde que naces puedes saber cuando morirá ese niño, de qué, enfermedades o transtornos que puede tener a lo largo de su vida... Pero la tecnología también trabaja para solventar esos problemas y es hacer que solo nazcan niños alterados genéticamente de manera que sean superiores a los concevidos de manera natural. Al final he decidido que no os reseñaré esta película, os enseñaré un relato, más bien una redacción que tuve que hacer para el colegio. Como he dicho esta película me caló muy dentro así que tomé precisamente esa idea para hacer un futuro próximo de esas características. Este relato lo escriví con diecisiete años, es por eso que tiene algunas inexactitudes, pero por lo demás me siento bastante orgullosa.

P.D: Perdonar que sea taaaan larga, en word 3 páginas.









En esta sociedad hay dos tipos de personas: las personas normales y los perfectos. Yo pertenezco a este segundo sector. No es que me crea superior ni mucho menos, de hecho aborrezco con todas mis fuerzas esta catalogación pero en una falsa democracia como esta tampoco se puede opinar demasiado.
Hace unos diecisiete años los científicos de este país descubrieron la forma de alterar genéticamente a las personas para que fueran perfectas. Buena salud, buen aspecto, gran inteligencia; no hay demasiada gente así de momento. Yo fuí de los primeros en ser alterado antes de nacer y al ver que crecía favorablemente empezaron a alterar a los no natos casi en serie. Aunque las guarderías están llenas de niños prodigio se supone que el más importante soy yo, ya que mis padres fueron los encargados de este proyecto inhumano. Durante los primeros experimentos usaron a personas como conejillos de indias para jugar a ser Dios. Muchas personas perdieron la vida por un simple capricho humano, un capricho respaldado por esta sociedad corrompida. Dicen que la historia me recordará como alguien importante y que los políticos me tienen echado un ojo para ser un futuro presidente. No son más que tonterías...
 

Como cada tarde Eric volvía a casa después del colegio acompañado de Víctor, su mejor amigo. Víctor fue uno de los muchos experimentos antes de que Eric naciera. Por suerte no murió, pero por esos experimentos no tenía demasiada salud, caía enfermo constantemente. También tenía los ojos rojos que destacaban con su cabello moreno. Caminaban casi en silencio. No hacía falta hablar, ya sabían lo que estaba pensando cada uno. Cuando llegaron no había nadie, como siempre. Los padres de Eric viajaban mucho y no se preocupaban siquiera de avisar a su hijo a donde marchaban ni cuando volverían. Fueron directamente a la habitación para ojear una vez más los libros prohibidos, los libros que alguien clasificado como perfecto no podía tener.

Teóricamente se vivía en democracia pero era mentira, el sistema era el de una dictadura autoritaria y represiva. ¿Como era posible que muy pocos se dieran cuenta de ello? El padre de Víctor sí se daba cuenta. Fue gracias a él que Eric abrió los ojos y vio que la sociedad estaba podrida. Vio que no era un milagro é, sino un monstruo que para vivir había tenido que pisotear a muchos otros. Un gobierno que permitía la alteración genética de ese modo no era merecedor de confianza. Por eso y porqué la palabra libertad estaba proscrita el padre de Víctor pedía el voto en blanco para no seguir el juego del falso gobierno. Sus palabras estaban grabadas en la mente de Eric con fuego “Nos dan una supuesta democracia para que el pueblo siga bailando su macabro baile”. El padre de Víctor murió asesinado poco después. No hubo investigación policial.

Eric recordaba estas cosas mientras miraba los libros de historia de antes de que el gobierno llegara al poder. Muy pocos libros se salvaron de la quema posterior de estos. Al parecer el gobierno prefería un pueblo iletrado a uno con conocimiento. Ensimismado en sus pensamientos no se había dado cuenta de la hora que era ya.
- Dime Víctor, ¿En que se diferencia la justicia sin libertad de la libertad sin justicia?
- Vayámonos ya.- Contestó. Sabía a que se refería su amigo. Si querían prosperar tenían que marcharse. Normalmente era un chico muy alegre e irresponsable, pero no en estos momentos. Ya habían aguantando demasiado. Ansiaban ir a algún sitio donde no hubiese distinción entre personas normales y personas que les hubiesen modificado los genes, algún lugar donde la palabra libertad tuviera sentido. Los dos, con sus mochilas a los hombros caminaban temerosos pero decididos hasta el garaje. Víctor se montó en el coche en el asiento del conductor. Eric vaciló un poco. Era cierto que odiaba esa sociedad donde sólo unos pocos tenían privilegios, pero no sabían que se encontrarían más allá de lo que conocían.
- Eric, sólo tenemos dos opciones.- Víctor sabia en que pensaba su amigo antes de que éste le comentara nada.- La primera sería quedarnos aquí, una sociedad que directamente no nos perjudica pero que no nos gusta. Una sociedad en la que no somos libres y ni siquiera contamos con derecho de expresión. Una sociedad que mató a mi padre. No hacer nada sería de hipócritas.
- ¿Y cuál es la segunda opción?
- La segunda opción sería la de coger el coche e ir donde queramos cuando queramos.- Víctor miró tan fijamente a Eric que todas sus dudas desaparecieron. Nunca lo había visto tan serio. Finalmente optaron por esta segunda opción.

Aunque muchas veces habían hablado de la posibilidad de huir lo hicieron de manera espontanea. No llevaban nada de equipaje excepto los libros que tan hondamente les habían inspirado. Tampoco llevaban nada de comida ni mudas y casi no tenían dinero, pero les daba igual, aun así emprendieron la marcha. Lo único que querían era salir de allí, ansiaban ser libres. Durante todo el tiempo que duró el viaje los dos permanecieron en silencio. Realmente no sabían a donde se dirigían, pero eso no les importaba. Mientras miraban fijamente el horizonte.

Después de cuatro horas de camino llegaron hasta un control militar. Les dieron el alto. El que parecía ser el cabecilla del grupo les pidió su número de identificación de ciudadano libre. Ellos, asustados, se lo dieron. Habían oído muchas historias sobre gente que no hacía caso a la policía militar y prefirieron hacer lo que les pedían. Con su aparato de verificación de datos el militar comprobó que no mentían, pero vio que se encontraban muy lejos de su zona asignada, por no decir que uno de ellos era “perfecto”. Les ordenó que dieran media vuelta y volvieran cada uno a sus respectivas casas. Eric se mentalizó asustado con que su viaje había terminado y pidió disculpas a los militares preparándose para regresar. Víctor en cambio no se movió ni un milímetro. Miraba al horizonte como ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor. Eric le pidió con un hilo de voz que diera media vuelta y que volvieran pero Víctor dijo secamente “no”. Continuaba sin separar la vista del horizonte. Eric se empezó a poner nervioso de verdad e instó a su amigo para que arrancara de una vez el coche y diera media vuelta. Víctor había tomado una decisión y no se echaría atrás así como así.

Los militares tenían fama de impacientes y no era infundado. Empezaron a insultar a Víctor y le sacaron a rastras del coche. Víctor seguía en su terquedad y no cambió de opinión cuando los militares empezaron a pegarle violentamente. Tampoco cambió de opinión cuando Eric le lloró y suplicó que no se hiciera el héroe. Las autoridades se dividieron en dos grupos. El primer grupo cogió a un maltrecho Víctor y lo llevo a rastras a la zona boscosa más próxima. Eric sollozaba que dejaran a su amigo en paz, que no se lo llevaran. Dejó de gritar cuando oyó dos disparos. Su amigo no saldría nunca más de ese bosque. El segundo grupo metió a Eric en su coche y se lo llevaron de vuelta. No podían permitir que el chico más conocido de la ciudad se volviera contrario al régimen ni que desapareciera de la noche a la mañana. Le trasladaron al mejor centro de reeducación que tenía el gobierno dándole el grado de mayor prioridad. Así actuaba el Estado.

Treinta y cuatro años después Eric está en el balcón del Centro Gobernamental Estatal. Saluda al pueblo por primera vez con su nuevo cargo, el nuevo dictador de la democracia. Los ciudadanos estaban encantados de que una persona perfecta les gobernara, una persona que había sido modificada genéticamente antes de nacer con el objetivo de llegar hasta donde estaba en estos momentos. El dictador junto con sus nuevos ministros se dirige al pueblo prometiendo paz y seguridad. Mientras hace sus promesas llora. ¿Lágrimas de arrepentimiento? Lágrimas de felicidad por llevar el macabro baile.

¿En que se diferencia la justicia sin libertad de la libertad sin justicia?”

1 comentario:

  1. Gattaca es, sin duda, una de mis películas favoritas. Y el releta me ha encantado, no me extraña que te sientas orgullosa.
    Un beso.
    Àngels.

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